Notas Médicas
El riesgo cardiovascular en la mujer

La enfermedad cardiovascular, lejos de lo que se cree en general, también en la mujer es la primera causa de muerte. Pero, lamentablemente la enfermedad cardiovascular sigue siendo la gran olvidada de la salud femenina y pensamos en el infarto sólo en masculino. 

 

Sabemos que durante el período fértil de la mujer, su riesgo cardiovascular es sensiblemente menor que el del hombre y clásicamente la literatura avala que la mujer “arriba” al umbral del riesgo vascular, entre 8 y 10 años más tarde que el hombre. De este modo, no es que las mujeres no enfermen de causas cardíacas o vasculares sino que las que lo hacen, son algo más jóvenes que los hombres. 

 

En una encuesta efectuada hace algunos años a 600 mujeres de CABA y gran Buenos Aires, la enorme mayoría creía que la principal causa de muerte de la mujer era el cáncer (y en particular de cáncer de mama). Contrariamente, pocas de las encuestadas creían que los problemas cardiovasculares podían afectar a la mujer. Cifras reales: Se estima que una de cada 25 mujeres muere de cáncer de mama, mientras que entre una y dos de cada tres mujeres, lo hace de causa cardiovascular. 

 

La enfermedad cardiovascular tiene un peso muy grande en la mujer y las estadísticas nos dicen que la tasa de mortalidad por causa cardiovascular (infarto, muerte súbita y accidente cerebrovascular) se ubica en alrededor del 32% en las mujeres. Lo más interesante es que si una mujer enferma de alguna cosa cardiovascular su evolución es peor que en el hombre, llegando a duplicar la tasa de complicaciones graves respecto a un hombre en la misma situación. 

 

Esto nos indica que se puede, y se deben tomar medidas para combatir estas cifras y que la patología cardiovascular deje de ser la gran olvidada para ellas. La primera y más importante de las medidas es el conocimiento, fomentar el control clínico y la incorporación de hábitos saludables como actividad física frecuente (por lo menos 150 minutos semanales), no fumar y alimentación adecuada (variada, baja en sal, grasas y calorías y rica en vegetales) desde la infancia misma. 

 

Además, es importante la información a los profesionales de la salud acerca de la importancia de la pesquisa de los factores de riesgo cardiovascular y el precoz tratamiento en las mujeres, de acuerdo con las recomendaciones de las guías de práctica clínica. Lamentablemente se sigue escuchando con más frecuencia de la que nos gustaría que las mujeres tienen inmunidad contra la enfermedad coronaria o que no necesitan (aun correspondiendo) usar drogas como las estatinas para el descenso del colesterol, aún con evidencias claras de presencia de placas ateromatosas en sus arterias. Numerosos reportes internacionales informan que la mujer recibe menos tratamientos, estudios diagnósticos e indicación de internación por causa cardiovascular que el hombre. Y este fenómeno es universal y no sólo de nuestro medio. 

 

La menopausia 

 

La pesquisa de factores de riesgo cardiovasculares y la educación para prevenirlos debe hacerse desde la infancia tanto en la mujer como en el hombre. Pero en la menopausia hay que hacer énfasis en controlar a rajatablas todos los factores que estén presentes en la mujer. Hasta la menopausia, las mujeres cuentan con una relativa protección de los estrógenos, que son las hormonas femeninas por excelencia y ayudan a controlar los niveles elevados de colesterol y de glucosa. Pero la protección es relativa, no absoluta. Los cuidados y controles deben iniciarse desde antes, pero al finalizar la fase fértil hay cambios en el organismo de la mujer que incrementan la posibilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular. 

 

El aumento de peso, de colesterol, y también de los niveles de glucosa en sangre, además de incrementar el riesgo de hipertensión arterial, son los principales cambios ante los que conviene estar alerta y no ser permisivos. La enfermedad cardiovascular se desarrolla en forma silente y cuando aparecen los síntomas lo único que hacemos es disminuir el daño. Pero daño ya habrá. 

 

También es beneficioso conocer los síntomas del infarto de miocardio, para poder actuar con la rapidez necesaria para darle un tratamiento adecuado. En los casos de infarto de miocardio siempre decimos que el tiempo es vida. Los síntomas son similares a los que tienen los hombres, si bien muchas publicaciones refieren que la mujer no suele tener la sintomatología “típica” que caracteriza al varón. Hay que estar atentos a cualquier dolor en el pecho, irradiación a los brazos (especialmente el brazo izquierdo), puede irradiarse también a la mandíbula, la espalda y el abdomen, disnea (sensación de falta de aire) y sudoración. Lo que las mujeres suelen tener con más frecuencias son vómitos, mareos y muchas veces cansancio o “debilidad”. La mortalidad por infarto en la mujer es entre un 7 y un 10% más elevada que en el hombre por lo que nunca debemos minimizar y frente a la duda, es central una consulta precoz. Todo esto que mencionamos nos indica que la enfermedad cardiovascular es importantísima y no debe ser descuidada tampoco en la mujer. Es por esto que es importante que consulten evacúen todas sus dudas con sus médicos de cabecera.

 

EL INSTITUTO TIENE COMO PRINCIPALES EJES DE TRABAJO LA PREVENCIÓN,
EL DIAGNÓSTICO, EL TRATAMIENTO, LA REHABILITACIÓN E INVESTIGACIÓN
DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES.