Notas Médicas
Muerte súbita en el deporte

Recientemente hemos leído o visto en las noticias lo referente al episodio de muerte súbita sufrido por una maratonista chilena en las calles de Buenos Aires. Evento dramático que gracias a la rápida y oportuna intervención de profesionales de la salud que la asistieron no terminó en tragedia y la deportista ya fue tratada, terminando con un cardiodesfibrilador implantable colocado. Esta noticia, que afortunadamente no es tan frecuente, es mucho más frecuente de lo que debería ser, y si hacemos un poco de memoria recordaremos otras maratones o partidos de fútbol que tuvieron situaciones similares con desenlaces no siempre auspiciosos. Todo esto nos obliga a hablar de la muerte súbita en el deporte.

La muerte súbita en el deporte es aquella que se produce de manera inesperada (por eso la llamamos “súbita”), durante la práctica deportiva o hasta una hora después de haberla finalizado. La causa debe ser natural, es decir, no debe ser traumática ni violenta y ocurrir en una persona con un aparente estado de buena salud. De hecho, está ocurriendo en un deportista.

Su incidencia es mayor en deportistas debido a las exigencias que el mismo deporte provoca. Cuando hacemos ejercicio aumenta la frecuencia cardiaca, presión arterial y contractilidad del corazón, lo que produce un aumento del consumo y demanda de oxígeno por parte de todo el cuerpo, y especialmente por el músculo cardíaco, además del estrés emocional de la competición. Esto ocurre independientemente de que la actividad nos resulte placentera.

La frecuencia con la que ocurre la muerte súbita es variable y se estima que aproximadamente se presenta en 2 de cada 100.000 personas en menores de 35 años de edad, y 1 de cada 18.000 en el rango de edad de 25 a 75 años. Es 10 veces más frecuente en hombres que en mujeres. Esto no implica que a las mujeres no les pueda ocurrir como ocurrió en la tragedia reciente.
 

¿Cuáles son las causas de la muerte súbita?

Las causas están claramente vinculadas a la edad. En los menores de 35 años, las causas suelen ser estructurales del corazón, o sea, cardiopatías congénitas o problemas que traemos desde el nacimiento. Pueden estar relacionadas con válvulas cardíacas (como por ejemplo una estenosis/estrechez de la válvula aórtica), con el aumento del grosor del corazón (miocardiopatía hipertrófica), con alteraciones congénitas en las arterias coronarias (las que irrigan el corazón), o cardiopatías familiares y/o hereditarias como las enfermedades del corazón que predisponen a la aparición de arritmias (cardiopatía arritmogénica), entre otras. Todas estas patologías que pueden dar origen a muerte súbita en niños o jóvenes pueden intentar descartarse con los chequeos cardiovasculares que a través de estudios sencillos como el electrocardiograma,el eco doppler color cardíaco y la ergometría brindan información sumamente útil. En algunos casos, frente a la sospecha de alguna de las patologías mencionadas, se requieren estudios adicionales de mayor complejidad para confirmar algún hallazgo y definir estretegias preventivas y eventualmente tratamientos específicos. Por otra parte, en los mayores de 35 años, la causa más frecuente de muerte súbita es la enfermedad coronaria clásica, producida por la aterosclerosis vascular. Esta situación implica la presencia de alguna arteria coronaria obstruida, y este proceso es capaz de provocar  un infarto y también muerte súbita.

Teniendo en cuenta que las causas de muerte súbita asociada al deporte son diferentes de acuerdo a la edad, los estudios que hay que realizar para detectar estos problemas son diferentes también según el grupo etario, empleándose en los mayores de 35 años aquellas pruebas capaces de descartar enfermedad de las arterias coronarias a través de apremios con ejercicio o fármacos.

En los últimos años, afortunadamente, los cambios de estilo de vida hacia modelos más saludables, con mayor práctica de ejercicio, menor consumo de tabaco y mejor alimentación. Con este cambio, si bien favorable, asistimos a entrenamientos, ejercicio recreacional y de alto rendimiento, de intensidad creciente. A la par de este cambio, se ha incrementado la aparición de eventos potencialmente mortales (aunque no todos acaban en desgracia) en deportistas considerados como completamente sanos. Todo esto vinculado al aumento que se está produciendo en las “imprudencias deportivas”. Con esto nos referimos a aquellos sujetos que se someten a pruebas/competiciones para los que no están bien preparados, o no han sido debidamente estudiados. Se sienten bien, creen que están sanos y tienen un riesgo que desconocen. Esto es particularmente importante dado que la naturaleza de la enfermedad coronaria cursa muchas veces y durante períodos variables, en forma asintomática.

¿Cómo podemos prevenir la muerte súbita asociada al deporte?

La primera medida para intentar disminuir su incidencia es a través de una adecuada evaluación médica antes de la participación deportiva. Con esta iniciativa es posible que detectemos algunas de las causas que pueden provocar eventos fatales durante el ejercicio. Sin embargo, incluso con el estudio más completo, es imposible detectar y prevenir el 100% de las muertes súbitas. Por esto resulta imprescindible que cada vez sean más las personas que estén formadas en reanimación cardiopulmonar básica para saber actuar ante estos terribles acontecimientos, así como la creación de espacios “cardioprotegidos”, con la presencia de desfibriladores automáticos (y gente preparada para usarlos en caso de necesidad) en lugares masivos o donde se realicen eventos deportivos.

La otra medida para disminuir la muerte súbita en el deporte, aunque pueda sonar paradójico, sobre todo en el grupo de deportistas mayores, es haber realizado actividad física regular desde edades tempranas, ya que es la mejor forma de controlar los factores de riesgo cardiovascular, como son la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes y la obesidad que al fin y al cabo son los que aumentan la posibilidad de presentar enfermedad coronaria. La otra medida, obviamente, es la de prepararse progresivamente para el tipo de deporte que se quiera realizar, llevar una adecuada alimentación y por supuesto evitar los hábitos tóxicos como el tabaquismo, uso de drogas ilícitas y exceso de alcohol.

La última medida importante, consiste en evaluar en forma idónea a todos aquellos que van a participar en las competencias, lo cual va más allá del “trámite” de obtener el certificado médico. La evaluación debe entonces incluir un estudio a fondo y personalizado, capaz de descartar en forma fehaciente las principales causas asociadas a muerte asociada al deporte. Además, de haber antecedentes familiares de muerte súbita, es central estudiar a toda la familia directa, ya que estas patologías podrían repetirse en más de un miembro del grupo familiar.

Algunas ideas clave:

  • La muerte súbita en el deporte es una cruda realidad que ocurre en sujetos aparentemente sanos durante el transcurso del deporte o hasta una hora luego de finalizarlo.
  • La incidencia de la misma es baja, pero para aquella persona a la que le ocurre, le toca el 100%
  • A pesar de su aparición en el deporte, jamás debe ser una excusa para no realizar ejercicio físico en forma regular, ya que éste ha demostrado ser la medida más eficaz para mantener un buen control de los factores de riesgo cardiovasculares y disminuir el riesgo cardiovascular global.
  • Las causas son dependientes de la edad, por lo que los estudios no son los mismos en los deportistas más jóvenes (menores de 35 años) respecto a los mayores.
  • Las medidas para disminuir su incidencia son: una adecuada evaluación médica previa a la participación deportiva, formación en RCP (reanimación cardio pulmonar) básica, uso de desfibriladores y el estudio del caso y su familia.

 

 


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EL DIAGNÓSTICO, EL TRATAMIENTO, LA REHABILITACIÓN E INVESTIGACIÓN
DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES.