Notas Médicas
17 de mayo - Día mundial de la hipertensión arterial  

Definimos como hipertensión arterial al aumento en forma persistente, en reposo, de la presión arterial por encima de los parámetros fijados.

Con valores de 140 de máxima y/o 90 milímetros de mercurio (mmHg.) de mínima, en 2 o más tomas en distintos momentos, en reposo, en las condiciones apropiadas, por la persona apropiada y con un tensiómetro debidamente calibrado, podemos definir como hipertensa a una persona.

Aproximadamente el 35% de la población mundial es hipertensa y si bien varía de país en país, se considera que cerca del 50% de los hipertensos no lo sabe, pues la hipertensión casi nunca se asocia a síntomas. Si nos guiáramos por los síntomas probablemente nos enteraríamos demasiado tarde que una persona es hipertensa.

En el tiempo, la hipertensión arterial tiene un impacto en los llamados “órganos blanco”, que son aquellos órganos que habitualmente son afectados por la hipertensión.

La hipertensión arterial genera entonces diferentes alteraciones y complicaciones; dentro de la más frecuentes están: el accidente cerebrovascular, la hipertrofia del músculo cardíaco (con engrosamiento de las paredes del corazón), el infarto de miocardio y la insuficiencia renal con requerimiento de diálisis, entre otros.

La prevalencia de hipertensión arterial aumenta con el avance de la edad. La prevalencia a los 40 años de edad es de alrededor del 30% y a los 80 años de edad supera el 70%.

Esto implica que en individuos que se creían “normotensos” (presión arterial normal), el mero hecho de crecer, incrementa en forma exponencial el riesgo de que la presión arterial se eleve.

Muchas veces los pacientes no aceptan su condición de hipertensos, ya que refieren que durante toda la vida tuvieron la presión “baja”. Nuestras condiciones cambian con los años, y esto ocurre también con valores de otras variables como el colesterol, que al igual que la presión arterial, aumenta con la edad y tampoco da ningún tipo de síntoma.

El velor límite de presión de 140/90 mmHg implica que cualquiera de las dos que esté elevada alcanza para calificar como hipertensión, es decir, 140/89 es hipertensión, y 139/90 o más, también. Y son milímetros de mercurio, no centímetros. Eso significa que cuando decimos 14/9 como habitualmente se expresa, incluidos algunos médicos que tienen esta costumbre, estamos cometiendo un error redondeando los valores. Que pueden ser, por ejemplo, 140/90 o 149/90, habiendo mucha diferencia entre uno y otro, por lo tanto, ese redondeo puede condicionar el decidir dar un medicamento, o no, o modificar una dosis.

La presión arterial se modifica con cada latido del corazón, eso significa que cada vez que controlamos la presión estamos viendo una foto y no una película. Y tomar decisiones basándonos en una simple toma, o 10 tomas por día, es como decir quién ganará las elecciones simplemente preguntándole al vecino de al lado por quién votará. Necesitamos más datos.


A su vez, la presión arterial se modifica y es influenciada por innumerables factores, como la temperatura (a mayor temperatura menor presión arterial) y por esta razón en verano solemos tener menor presión que en invierno y hay pacientes que reciben un tratamiento en verano y otro distinto en invierno. El estrés influye también en la presión, de manera que a mayor tensión o nerviosismo por una situación, tendremos mayor presión arterial y mayor frecuencia cardíaca. Esto no significa que exista la “hipertensión nerviosa”, que es lo que más se escucha en el consultorio. Los pacientes suelen menospreciar y postergar la consulta por registros de hipertensión adjudicándola a los nervios y pensando que en cuanto pase su situación de estrés la presión se normalizará. Y también lo contrario, aquellos que corren a la consulta para controlarse la presión en un momento de estrés emocional, en un contexto traumático, como la pérdida de un ser querido, ante un hecho delictivo o lo que sea. Es preferible una consulta de más que una menos.

Una forma de mirar la película, y no la foto, y llegar a un diagnóstico certero de presión arterial normal, hipertensión arterial, o grado de control de la hipertensión arterial, es el uso de tecnologías como el Monitoreo Ambulatorio de Presión Arterial (se le puede llamar también holter de presión o MAPA) o el Monitoreo Domiciliario de Presión Arterial (MDPA).

El MAPA es un equipo que usamos mucho los médicos. Se le coloca al paciente por 24 horas aproximadamente y mide la presión arterial a intervalos programados en forma automática. Habitualmente son intervalos de 15 o 20 minutos de día y 20 o 30 de noche, mientras dormimos, y nos arrojan promedios de presión total, diurna y nocturna.

Al revisar un estudio de este tipo veremos que no hay un solo valor de presión igual a otro y la asociación de aumento de presión con el aumento de actividad y el descenso de la presión con el descanso o sueño.

Aun así, hay pacientes que están hipertensos mientras duermen y normotensos cuando están despiertos. De ahí la importancia de este estudio. Los pacientes durante el estudio tienen una hoja para anotar síntomas o datos relevantes de sus actividades como ser “cefalea”, “cena”, “haciendo ejercicio”, “sueño”, etc. Con este estudio tenemos un panorama claro de los valores a lo largo del día, si el paciente está hipertenso o no, sus valores mínimos y máximos de presión y los momentos en que los tiene; esto nos orienta con certeza sobre la necesidad de implementar un tratamiento, modificarlo, cuándo y cómo.

Es habitual escuchar al paciente que explica que “justo el día que le colocaron el MAPA tuvo un “muy mal día”, queriendo adjudicar a los eventos en su jornada la aparición de valores de presión alta. La verdad es que, que hayan tenido una discusión con su jefe o lo que sea a las 9 de la mañana no pudo haber influido las 24 horas de presión. Es importante, y casi indispensable, la medición con uno de estos equipos de la presión en forma anual a todos los pacientes hipertensos y en quienes sospechamos hipertensión, ya que se evitan 2 fenómenos muy frecuentes y que condicionan el tratamiento. El fenómeno de “guardapolvo blanco”, que genera hipertensión en una persona al momento de la consulta. En este caso, el paciente, por el estrés de la consulta, tiene la presión elevada durante la misma y el resto del día no. El otro fenómeno que se llama “hipertensión oculta”, “nocturna” o “falsamente controlada” incluye pacientes que durante la consulta o en reiteradas mediciones de día, tienen valores normales de presión, y mientras duermen tienen la presión elevada. Esto ocurre en hasta un 30% de pacientes y la única forma de diagnóstico es a través de un holter de presión.

Siendo la hipertensión arterial uno de los factores de riesgo cardiovascular más importante y que predispone al desarrollo de enfermedad coronaria (infarto de miocardio, etc.), enfermedad cerebrovascular, insuficiencia renal y otras. Y siendo tan fácil estudiarla y tratarla, no dejemos pasar la ocasión para hacernos los controles que correspondan que finalmente no llevan tanto tiempo ni sacrificio comparados con el positivo impacto que tendremos en nuestra salud.

 

 

EL INSTITUTO TIENE COMO PRINCIPALES EJES DE TRABAJO LA PREVENCIÓN,
EL DIAGNÓSTICO, EL TRATAMIENTO, LA REHABILITACIÓN E INVESTIGACIÓN
DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES.