Notas Médicas
Muerte súbita cardíaca en el deporte

 

El deporte es beneficioso para la salud en general, por lo cual nos sorprende e impacta cada vez que nos enteramos de alguna muerte súbita en alguna persona mientras practicaba deporte.

Dejar de practicar deporte por temor a la muerte súbita no es una manera de protegerse.
Paradojalmente, el ejercicio reduce el riesgo cardiovascular, pero el momento en que se realiza, representa un período de mayor vulnerabilidad, tanto en lo referente a lesiones musculares como en la presentación de eventos cardiovasculares.

Por otra parte, está bien establecido que la actividad física es buena para la salud; consigue controlar la epidemia de obesidad, ayuda a controlar mejor las cifras de tensión arterial, mejora el perfil lipídico y aumenta la sensibilidad a la insulina, con lo que las personas que practican deporte es más difícil que se conviertan en diabéticos. Con la mejora de todos esos factores de riesgo cardiovascular, se reduce la incidencia de muerte por enfermedad coronaria, infarto de miocardio, en un 50% cuando pasamos los 50 años. 

El deporte también reduce la incidencia de cáncer de colon y próstata, retarda el comienzo de la demencia y, en muchos casos, actúa como antidepresivo. Además, las personas que hacen ejercicio físico moderado (por ejemplo, caminar a paso ligero de 6 a 6,5 km/h) durante 30 minutos, 5 días a la semana, durante años, suelen vivir entre 5 y 7 años más promedio que los sedentarios.


¿QUÉ ES LA MUERTE SÚBITA?

Se considera muerte súbita en el deporte a aquellas muertes por causas naturales (no traumáticas) e inesperadas en una persona previamente sana y en buen estado de salud o forma física, ocurrida durante el ejercicio físico o durante la primera hora posterior (con testigos), o durante las siguientes 24 horas si no los hay. En algunos casos también se contabiliza cualquier óbito durante el ejercicio del deportista o fuera de él y también los paros cardíacos súbitos reanimados exitosamente.


¿CuÁl es su frecuencia?

Los datos varían ampliamente según los reportes y las definiciones que se usen (hay estudios publicados que detectan los casos de Muerte Súbita a través de lo publicado en los medios con lo cual se subestima su incidencia), y según los grupos de edad de los deportistas: la incidencia de Muerte Súbita Cardíaca aumenta progresivamente con la edad media de los grupos estudiados. De manera que en escolares estadounidenses puede ser de 0,5:100.000/año y entre corredores (43 años de media en las maratones) de 5-6:100.000/año.

Habitualmente, los grupos que más han publicado sobre este tema aceptan que la incidencia de Muerte Súbita en el deporte es de 1:50.000 personas/año. La raza, sexo, tipo de deporte, intensidad del mismo, además de la edad ya comentada, hacen variar la incidencia. Por ejemplo, si se trata de un varón, de raza negra y jugador de basketball, tendrá más probabilidades (1:3.000/año).

La muerte súbita asociada al deporte, es más frecuente en varones que en mujeres (en proporción 9:1) y entre los 14 y los 35 años (jóvenes); el 40% de los que la padecen tienen menos de 18 años. Finalmente, lo más triste es que, en el 80% de los casos de muerte súbita en el deporte, nunca antes habían tenido síntomas, por lo que el fallecimiento repentino es la primera manifestación.


¿CUÁLES SON SUS CAUSAS?

Entre los menores de 35 años, la inmensa mayoría de los fallecimientos se producen por enfermedades hereditarias o congénitas (aquellas en las que ya se nace con el defecto). La causa más común son las enfermedades del músculo cardíaco o miocardiopatías (miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho, miocardiopatía dilatada) seguidas de las anomalías congénitas de las arterias coronarias (nacen del orificio equivocado de la aorta) y de trastornos eléctricos del corazón. Las muertes arrítmicas representan hasta un 30-35% de las causas (Síndrome del QT largo, Síndrome de Brugada, Taquicardia Ventricular Polimórfica catecolaminérgica).

En mayores de 35 años, la causa más frecuente es la enfermedad coronaria aterosclerótica (infarto de miocardio). La causa última en todos los casos es una arritmia letal llamada Fibrilación Ventricular.


¿SE PUEDE PREVENIR?

¡Sí, claro que podemos!

En menores de 35 años, la cifra a tener en cuenta es que, en una de cada 300 personas jóvenes y deportistas, en las que hacemos un reconocimiento previo a la participación (con electrocardiograma), podemos diagnosticar alguna de las patologías mencionadas previamente potencialmente letales, y en una de cada 100, una anomalía valvular no letal pero que puede darle problemas en el futuro.

Es fundamental realizar un interrogatorio detallado (historia clínica completa) en busca de antecedentes familiares de muertes súbitas prematura. Es importante completar un examen físico, y contar con un electrocardiograma de 12 derivaciones en reposo (ECG). El ECG es fundamental en personas jóvenes pues es capaz de detectar hasta el 90% de las miocardiopatías y trastornos eléctricos, causas mayoritarias de las muertes súbitas en este rango etario.

Según sea necesario se puede completar la evaluación con otros estudios como ecocardiograma Doppler Color, prueba de evocación de isquemia (ergometría de 12 derivaciones, ecostress o perfusión miocárdica) y de ser necesaria mayor complejidad, resonancia nuclear magnética cardíaca o tomografía multi-corte.

En cambio, en mayores de 35 años, como la causa más frecuente es la enfermedad coronaria, que no se detecta con un ECG de reposo, podemos realizar una ergometría o ECG de esfuerzo. La detección de patología es central en aquellos individuos que tienen síntomas asociados a la actividad física o tienen un riesgo cardiovascular alto, determinado por factores clásicos como el tabaco, la hipertensión arterial, el colesterol elevado y la diabetes.

A pesar de todos los esfuerzos orientados al diagnóstico de patologías que pueden asociarse a eventos cardiovasculares durante el ejercicio, algunas de ellas se nos escaparán con este protocolo, por lo que los especialistas no tenemos duda: deberían existir Desfibriladores Externos Automáticos (DEAs) en todas las zonas de entrenamiento deportivo.

Resumiendo, dentro de las estrategias para reducir los eventos cardiovasculares como la muerte súbita durante la actividad física, realizar un chequeo cardiovascular adecuado, que descarte las principales causas de este tipo de episodio es central.

Finalmente, más allá de esta evaluación, realizar entrada en calor antes del entrenamiento, volver a la calma en forma progresiva al terminarlo y que la práctica sea lo más frecuente posible (de ser posible, diaria), son cruciales a la hora de reducir el riesgo durante el entrenamiento.





EL INSTITUTO TIENE COMO PRINCIPALES EJES DE TRABAJO LA PREVENCIÓN,
EL DIAGNÓSTICO, EL TRATAMIENTO, LA REHABILITACIÓN E INVESTIGACIÓN
DE LAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES.