Resulta imprescindible insistir en la enorme importancia de efectuar controles médicos, que incluyan una consulta al médico cardiólogo y eventualmente estudios complementarios, a la hora de practicar cualquier deporte, presenten o no los individuos antecedentes coronarios o cardiovasculares.
Si bien la práctica regular de ejercicio reduce la mortalidad cardiovascular, mientras este se realiza existe un aumento de la vulnerabilidad de padecer un evento cardíaco agudo. Esta paradoja, puede ser reducida con las evaluaciones cardiológicas previas al inicio del ejercicio. Las evaluaciones cardiovasculares, permiten conocer si existen enfermedades que presenten riesgo de padecer muerte súbita en la práctica deportiva. Es fundamental realizar una consulta con el médico cardiólogo donde se interrogue al paciente sobre antecedentes familiares y personales, se efectúe un examen físico y se tome la presión arterial. Deberá realizarse un electrocardiograma y, siempre que el cardiólogo lo indique, prescribir un ecocardiograma doppler, particularmente en menores de 35 años, y una prueba de esfuerzo en mayores de esa edad.
Para los mayores de 35 años se debería incluir, además, la realización de un examen de laboratorio para detectar la existencia de alteraciones químicas en sangre (ej. Glucemia, Colestrerol, etc.) que predisponen al desarrollo de la enfermedad cardiovascular y una prueba de ejercicio.
Si todos estos estudios dan como resultado valores normales, entonces recién ahí puede emitirse el “apto médico” para la realización de deportes.
Asimismo, no debemos olvidar la importancia que revisten las medidas de prevención secundaria, entre las que se encuentran el entrenamiento de la población en maniobras de
Reanimación Cardiopulmonar basica(RCP) y el uso de cardiodesfibriladores automáticos, fundamentales para que cualquier víctima pueda ser desfibrilada dentro de los primeros 3 minutos de ocurrido el evento.
