La principal fuente de sodio es la sal común que se utiliza en el procesamiento de los alimentos. Nuestra dieta aporta en promedio de 6 a 8 g. de sal, siendo la cantidad necesaria de alrededor de 1 gr. al día. Como consejo general, podemos cocinar sin sal, evitar alimentos enlatados y no colocar saleros en la mesa.
¿Cuáles son los sustitutos de la sal?
La sal puede ser sustituida por: albahaca, laurel, comino, pimienta, pimentón, ají, ají molido, ajo, perejil,
curry, hierbas aromáticas.
1) Sales sin sodio: son cloruros y fosfatos de otras sales como potasio o magnesio. No pueden emplearse en personas con afecciones renales y hepáticas.
2) Sales modificadas: combinan la tercera parte de sodio con dos terceras partes de potasio. Deben consumirse con moderación.
3) Sales dietéticas saborizadas: son las sales de apio, ajo, cebolla, hierbas, etc. No deben emplearse porque tienen cloruro de sodio agregado.